El 9 de junio de
1938, Pablo Picasso trazó tres dibujos de César Vallejo, tras la solicitud del
poeta bilbaíno y amigo del autor de Trilce, Juan Larrea. Picasso no había visto nunca a
Vallejo, por lo que tuvo que valerse de fotografías. Dos de sus dibujos están
sacados de las que le tomó en cuerpo presente Emile Savitry. Para el tercero,
Picasso se inspiró en la bella y conocida instantánea que en 1929 logró de él Juan
Domingo Córdoba en los jardines de Versailles.
Larrea contó posteriormente cómo convenció a Picasso: “Él no conocía
a Vallejo. Apenas se produjo la muerte de César, me reuní, una larga tarde, con
el pintor y le leí un buen puñado de versos vallejianos. Picasso, profunda y
visiblemente emocionado, exclamó: ‘A éste sí que le hago un retrato’”.
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