Secreta y nocturna ansiedad roe mi soledad,
no basta cerrar mis ojos en la penumbra
ni hundirlos en el sueño para ya no sentir,
porque en la profunda sombra y en el abismo del sueño
la misma ansiedad me vuelve a desvelar.
Me echo a andar entre silentes calles
la oscuridad vierte su misterio,
los muros reflejan mi lividez
los gatos advierten mi impaciencia
y lúgubres sombras me dicen que morir es despertar.
La angustia de no ser sino un cuerpo vacío
que yo mismo o cualquier otro puede ocupar
y el temor de verme fuera de mí viviendo, redunda,
pero una pulsación, mi corazón entre espasmos
me anuncia que todo ha terminado.
De versos confesionales
Miguel Angel Zavala Muñoz