sábado, 26 de febrero de 2011

Tamerlán el conquistador

La primera vez que leí sobre Tamerlán fue en un vetusto libro de historia universal con el que mi padre había estudiado, lo que llamó poderosamente mi atención es que este memorable guerrero mongol elevó una pirámide con las cabezas cercenadas de sus enemigos, indudablemente algo macabro.


Medía 1.80 de estatura y era cojo. Se le nombra Tamerlán, que viene del persa Timur-i lang; Tamorlán, Timur Lenk, o simplemente Timur "El Cojo".
Al principio se llamó simplemente Timur, que significa "hierro" en su lengua nativa, pero en su adolescencia la herida de una flecha en la rodilla izquierda le dejó una cojera permanente, y así se convirtió en Timur i-Lenk, entre sus enemigos persas y árabes, quienes dejaron la mayor parte de los relatos que tratan de su vida.
Cuando en 1941 arqueólogos soviéticos abrieron la tumba cubierta de jade de Samarkanda que se sabía era la de Tamerlán, encontraron el esqueleto de un hombre de un 1.80 de altura, "estatura aventajada para un nómada tártaro".
Todo el esqueleto aparecía encorvado "a causa de una evidente cojera en la pierna derecha, y el brazo y la mano derechos parecían haber estado también lisiados".
Los arqueólogos llegaron a la conclusión de que el cuerpo "debía haber sido enormemente fuerte y musculoso".
Los historiadores confirman que "aunque Tamerlán no podía andar mucho a causa de su cojera, a caballo era un guerrero indómito y un viajero incansable".
Era, pues, cojo y singularmente alto y fornido. Le gustaba beber y tener 200 mujeres, tal como era la costumbre, y nunca vociferó, insultó a nadie o utilizó "malas palabras".

UN TERROR LLAMADO TAMERLÁN
Su ejército de arqueros mongoles a caballo y tártaros armados con sables asoló Asia, desde Siria y Turquía hasta los confines de China, y desde Moscú a Nueva Delhi.
A donde quiera que llegara: "el horror cabalgaba con él y sus hordas".
Era magnánimo si los adversarios se rendían sin lucha y era implacable con cuantos se resistían y con sus inocentes familias.
Según el historiador inglés Phillip Carter: "En Damasco, Siria, respondió a las peticiones de clemencia de miles de aterrados ciudadanos, entre ellos mujeres y niños, aconsejándoles refugiarse en la mezquita central.
"Sus lugartenientes condujeron a unas 30 mil personas, entre ellas mujeres, niños, sacerdotes y otros refugiados, al edificio de madera. Cerraron todas las salidas y después incendiaron la mezquita".
En otro de estos actos, el conquistador prometió a los ancianos de la ciudad de Sivas, en Turquía, que no derramaría la sangre de los defensores si se rendían.
Mantuvo su promesa: los cuatro mil soldados armenios que habían encabezado la resistencia turca fueron quemados vivos. Los cristianos fueron estrangulados unos, y otros atados, arrojados a un foso para que se ahogasen. En cuanto a los niños, los reunieron en un campo para que la caballería mongola los aplastara hasta darles muerte.

DECAPITACIONES EN MASA
La decapitación en masa fue una de sus crueldades favoritas y la de los suyos.
En Esmirna, en la costa turca, tras haber arrojado a los tártaros de una guarnición de cruzados cristianos, aparecieron en el horizonte barcos con refuerzos llegados de Europa. Los hombres de Tamerlán los hicieron retroceder disparando las cabezas humanas cortadas a sus cautivos.
En otra decapitación, tras la captura de la ciudad siria de Aleppo, las cabezas de 20 mil habitantes fueron amontonadas en pirámides de unos seis metros de altura por tres metros de ancho en la base.
Todas las cabezas miraban hacia delante.

LA MAYOR TORRE DE CABEZAS
Tamerlán la erigió después de que la plebe rebelada en Isfahán, Irán, hubiese matado a tres mil de sus soldados de ocupación de la ciudad.
Al ser informado éste de la revuelta, ordenó a sus comandantes reunir cabezas humanas, indicando a cada uno el número que debía obtener.
Algunos de los soldados musulmanes se negaban a matar a sus correligionarios a sangre fría, por lo que compraron cabezas de camaradas menos escrupulosos. El resultado fue "un repugnante comercio de muerte", escribe Carter.
Cuando el ejército prosiguió su marcha, "dejó no menos de 70 mil cabezas amontonadas frente a las murallas de la ciudad".

EL TAJ-MAHAL SE INSPIRÓ EN EL MAUSOLEO DE TAMERLÁN

Arquitectos, antropólogos e historiadores coinciden al afirmar que "sin Tamerlán, tal vez no hubiese existido uno de los edificios más bellos del mundo: el Taj-Mahal".
Esto porque el rasgo más característico del Taj-Mahal es su abultada cúpula central. La construcción formó parte del repertorio de los arquitectos indios precisamente por otra de las facetas de Tamerlán: su mecenazgo del arte y el saber islámico.
En la época de Tamerlán sólo existía una de esas cúpulas: la de madera que coronaba la gran mezquita central de Damasco, en Siria.
Tal distingo no pasó desapercibido a Tamerlán, entusiasta de la arquitectura y que a menudo se hacía llevar a Samarkanda maquetas de edificios para que los copiasen.
Así, pasó un mes acampado frente a Damasco cuando la asedió, en 1400, y la cúpula dominaba la ciudad.
Al caer Damasco en enero de 1401, los tártaros la saquearon y la gran mezquita fue destruida por el fuego.
Tamerlán recordaba la cúpula que había mirado durante un mes y la hizo copiar en Samarkanda para su magnífica tumba, en Gur-e Amir, de la que aún se conservan partes y desde allí ese diseño se propagó hacia el norte, donde con el tiempo se convirtió en la forma de bulbo característica de las iglesias cristianas rusas, incluidas las célebres del Kremlin, en Moscú.
El estilo cundió en la India como resultado de las hazañas de uno de los descendientes directos de Tamerlán, Baber, quien derrocó al sultán de Delhi en 1526, y fundó el imperio mongol.
Un miembro de la dinastía de Baber, el emperador Shah Jahan, puso a 20 mil hombres a trabajar durante 18 años para levantar a orillas de un río, en Agra, un mausoleo a su esposa favorita, Mumtaz.
Ese mausoleo es el Taj-Mahal, cuya cúpula se alza todavía hoy como una extraordinaria obra maestra de mármol.
Si se observa el casco que cubre la cabeza de Tamerlán, ahí se encuentra la cúpula característica.

ASCENSO AL PODER
Se le da por nacido en Kesh, Transoxiana, Asia Central, el 9 o 10 de abril de 1336, aunque la fecha y lugar "son con certeza inventados", y su nacimiento debería ubicarse entre finales de la década de 1320 y comienzos de la de 1330.
También nacido en Checheri-Sebz, Samarkanda.
Este noble musulmán era de origen turco y no era mongol, y sin embargo se hizo del imperio mongol.
Resulta que un proceso de acumulación de poder, muy parecido al que siglo y medio había llevado a cabo Chinggiz Qan, le permitió primero, en 1361, hacerse del control sobre su tribu, los Barlas, y luego, en 1370, alternativamente en alianza y en conflicto con Amir Husayn, ganar el poder sobre Uluss Chagatai, la confederación de tribus correspondientes al mandato de los descendientes de Chagatai, segundo hijo de Gengis Kan.

NO ASUMIÓ TÍTULO REAL A PESAR DE SU ENORME PODER
La tradición del imperio mongol, aceptada por todas las tribus nómadas del Asia Central, exigía que sólo los descendientes de Chinggiz pudieran llevar el título de Kan y ejercer la soberanía.
Esta es la razón por la cual nunca asumió el título real y, a pesar de su enorme poder y la naturaleza autocrática de su control, se adhirió escrupulosamente a esta restricción, usando simplemente el título de comandante, amir, decorado a veces con los adjetivos de buzurg o kalán, o sea "El Grande".
Para fortalecer su posición, adoptó siempre la pose de un leal sostenedor de la línea gengisida, nombrando kanes títeres y gobernando en su nombre.
Posteriormente, adquirió el título de "yerno real" al casar con una princesa de la línea dinástica.

SU PADRE EL EMIR
Su padre Taragi tenía el título de emir y gobernaba las provincias de Kech y Nakhcheb, en nombre de Kasgán.
Al caer la dinastía de los mongoles en China, reinaron dos poderes: el Islam, en su aspecto religioso, y la aristocracia de militar de las cuatro familias: los Axlad, los Borlass, los Djelair y los Aiberdi, en lo político.
Tamerlán era el jefe de los Borlass y había sido uno de los capitanes más distinguidos de Kasgán, por lo que al morir éste, la aristocracia militar se puso a sus órdenes.
Sin embargo, el sultán Kukluk-Timur pretendió imponer su voluntad y entonces Tamerlán compró a sus generales y luego los denunció.
El sultán le quedó agradecido y le entregó el gobierno de Transoxiana, que más tarde le revocó para entregarlo a su hijo Iliaz-Khdja. Éste entró al país saqueándolo y Tamerlán se levantó como defensor de la religión, lo que le ganó el favor popular.
Sin aprovechar tal respaldo, discretamente se retiró a los montes del sur, donde permaneció tres años.
En esos años reunió un contingente, se encaminó a Samarkanda y después a Transoxiana y, una vez apoderado de ella, se hizo proclamar su rey.
Desde Samarkanda comenzó a preparar la reconquista de todos los países que Gengis-Kan había conquistado: subyugó a Jorazán en 1381, a Persia en 1387 y, a continuación, el resto de los países que estaban en el mapa de sus próximas conquistas.

TAN O MÁS GRANDE QUE GENGIS-KAN
Decidido a conquistar todos los pueblos que antes pertenecían a Gengis-Kan, invadió el Jorasán, acometió a Persia, se apoderó de Kaptschal, ocupó Bagdad, asoló Polonia, sometió toda Rusia meridional, destruyó Astracán y llegó con sus ejércitos a la India.
Luego emprendió la lucha contra Bayaceto I, sultán de los turcos, a quien venció; tomó después Asia Menor, hizo tributario suyo al emperador griego y sometió a los mamelucos en Egipto. Y cuando se preparaba a marchar contra China, murió.
Toda esta serie de conquistas las llevó a cabo a partir de 1380 y hasta 1405.

DÍAS FINALES
En el otoño de 1404, en Samarkanda comienza los preparativos para la hazaña "más grande: la conquista de China". Reúne un enorme ejército, grandes cantidades de suministros, entre armas y víveres, y cabalgaduras y se dirige a Utrar, donde planea invernar antes del Gran Asalto a la Muralla.
Sin embargo, es víctima de la tifoidea y tras varios días de fiebres y delirios fallece el 19 de enero de 1405.
En otras versiones, la fecha de su muerte se establece la tarde del 17 de febrero de ese año.
Su cuerpo es adecuadamente protegido y su cadáver es trasladado a Samarkanda, con todo su ejército como cortejo fúnebre. Con gran solemnidad y exclamaciones victoriosas de los suyos, que no cesan de pronunciar su nombre, es enterrado en el mausoleo de Gur-e Amir.

LA MALDICIÓN
La maldición que protegía el eterno descanso de Tamerlán pareció cumplirse, ya que la fecha de su exhumación por el equipo arqueológico soviético encabezado por M.M Garasimov, coincide con la fecha del comienzo de la "Operación Barbarroja", cuando Adolfo Hitler decide invadir la Unión Soviética, el día 22 de junio de 1941.

POLÍTICO Y ESTRATEGA
Tamerlán no podía leer ni escribir y, sin embargo, escribió una obra donde resume sus ideas políticas llamada "Teuzikati emir Timur". La dictó a varios amanuenses durante sus descansos tras las batallas y las jornadas de terror que imponía.
Su inteligencia superior le facilitó adquirir sólidos conocimientos de medicina, astronomía e historia de los árabes, los persas y los turcos.
Fue un político y un estratega "magistral", capaz de ganar y mantener la lealtad de sus seguidores nómadas, operar dentro de una estructura política fluida, modificarla, y conducir un enorme ejército a "conquistas sin parangón".
Era apto para gobernar sobre las tierras árabes y persas que conquistó, y mostró "claro entendimiento" del valor del comercio y de la agricultura, y llevó a cabo acciones para promoverlos. Como es usual en los conquistadores y déspotas, utilizó la construcción de edificios para mostrar su grandeza y "la religión para justificar sus conquistas y su gobierno".
A pesar de esto, no logró establecer una estructura de gobierno que lo sobreviviera y esto, en parte, se atribuye a que no delegaba responsabilidades en sus descendientes ni en sus comandantes militares.
A su muerte, su nieto y sucesor escogido, Pir Muhammad Jahangir, fue incapaz de sostener su derecho contra los desafíos de otros príncipes y ninguno de los descendientes de Tamerlán se atrevió a ocupar su lugar.
El nieto no pudo lograr la completa lealtad siquiera de sus propias tropas.
El final del imperio de Tamerlán condujo a una cruenta guerra por la sucesión, que fue larga y destructiva, y pulverizó su dinastía.


1 comentario:

  1. Muy interesante. Conocía lo de la maldición, pero no sabía si sería una leyenda. Otros datos no los conocía apenas, gracias por el recorrido histórico.

    Un saludo :)

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